Discurso de investidura

“No irán a Conil ni una noche de primavera”. Ese es uno de los castigos divinos que los ángeles caídos, de Juan Carlos Aragón, relataban a los mortales que incumplieran los mandatos divinos.

Y permitidme que dedique estas primeras palabras tras mi elección como alcalde al poeta del pueblo y para el pueblo. Porque él  conocía Conil, y supo amarlo, al igual que ese amor es el que nos trae a los servidores públicos a estar hoy aquí,  a ser la palabra y la acción de nuestro pueblo, para como no puede ser de otra manera, mandar obedeciendo al mismo. Y lo citaré en varias ocasiones en mis palabras de hoy, porque su voz, sus letras, conseguían hacer llegar la voz del pueblo a las conciencias de quienes, como nosotros, estamos para servirlos. Él ya lo dijo alto y claro: “Yo quiero ser tu compañero, y cuando digas tú por mí, por ti primero”

Dejadme que en primer lugar agradezca la confianza que depositaron en mí y en los compañeros y compañeras de la lista que encabezo, las más de cuatro mil personas que nos votaron. Y que también agradezca a todas aquellas que no lo hicieron, pero ejercieron su voto y con ello su derecho a decidir quién ocuparía hoy estas sillas. Su compromiso ciudadano les llevó a decidirse por uno de los cinco grupos que estamos aquí representados. Y es de agradecer que en los tiempos actuales, en los que se percibe tan claramente esa desafección ciudadana por la política, entiendan que su voto es tan decisivo como los demás y lo emitan. Gracias a las 10.209 personas que lo entendieron así.

Y por supuesto, gracias a la gente de mi partido que confió en mí, a mi equipo, nuestro equipo, a la militancia, sin la que un partido político no sería capaz de hacer oír su voz. Gracias, sin duda, a los compañeros y compañeras concejales que han compartido estos años con nosotros y que ya no estarán.

Y gracias a mi familia, por entender y soportar mis ausencias, porque si alguien conoce la dureza y las consecuencias de ser servidor público y tener la responsabilidad de gobernar un pueblo, es la familia. Oyen los elogios pero también las críticas, y ¿a quién le va a afectar más la crítica a su hijo que a una madre? Gracias, mamá, por esos momentos que me has brindado de sosiego, por seguir cuidándome y estando a mi lado a pesar del poco tiempo que te ofrezco. Gracias a mis hermanas, a mi familia… Y gracias a mi mujer, a mi hijo y a mi hija. Gracias por comprender mis ausencias, gracias por disculparlas, y por apoyarme, y por ser mi refugio cada vez que lo he necesitado.

Y permitidme  los presentes que vuelva a dirigirme a mi familia volviendo a citar a Juan Carlos Aragón y le dedique sus letras:

para seguir viviendo

hace falta una sonrisa

hace falta la sonrisa descalza

la sonrisa contagiosa y caliente

la sonrisa que es como la esperanza

y la sonrisa inocente

sonrisa que es como la luz

del faro de la humanidad

sonrisa que en quien se fabrica

su boca bonita abre de par en par

la sonrisa es un te quiero

que da calambre en el alma

y por poquito que valga

ya vale más que el dinero

la sonrisa es la campana

que anuncia pura la vida

un amor a la medida

Y en mi familia, sin duda, siempre encuentro esa sonrisa necesaria con la que ya tengo bastante. Gracias.

Quiero felicitar también a todos los concejales y concejalas de esta corporación que hoy empieza su nueva andadura. Estamos en el mismo equipo, el de las personas que hemos asumido ayudar a nuestro pueblo desde la política local. Nos han dado un mandato claro: hablar, dialogar, y poner el futuro de la gente por delante del nuestro, porque nadie nos obliga a estar en política, y así debe ser entendida. Estoy convencido que ese es el mandato que cada uno de los y las que hoy nos sentamos aquí hemos asumido, y también que vamos a demostrar,  que es posible superar las diferencias, si al otro lado de la balanza está nuestro deber y servicio a la ciudadanía.

Asumamos que venimos aquí no a reconocer la realidad, sino a cambiarla si así podemos mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos y vecinas, porque, aludiendo a otro poeta para el pueblo, Silvio Rodríguez, “yo prefiero hablar de lo imposible porque de lo posible se habla demasiado”.

Que tenga claro la ciudadanía de Conil que mi pacto con ellos no abarca únicamente trabajar por lo posible. Mi esfuerzo mayor estará en trabajar por lo imposible, o mejor dicho, los que otras personas verán como imposible. No habrá tiempo mal invertido, si en el objetivo marcado de ese trabajo está la prosperidad y el futuro de Conil. Todos y todas los que aquí estamos queremos mejorar la vida de nuestros vecinos y vecinas y para ello es necesario  reivindicar la política como la posibilidad que nos ofrece el pueblo para mejorarlo, y no para la confrontación o la disputa.

Asumiendo la alcaldía, también asumo que soy el último de los conileños y conileñas. Que a todos y cada uno de ellos y ellas les debo mi trabajo incansable, mi compromiso, mi comprensión y mi disposición a su servicio. Me comprometo ante ellos a no rendirme al cansancio. Y me comprometo a ser su voz, y a escuchar la suya. Porque….y de nuevo en letras del poeta;

Como si fuera un cañón

Hace falta una canción

Que apunte clara a las sienes

De gobiernos que gobierne

Sin escuchar nuestra voz

        Esa ha sido y seguirá siendo una de las claves del mandato que hoy empezamos. La voz de la ciudadanía, la participación ciudadana. Que no termina donde empieza nuestro trabajo, sino que implica que nuestro trabajo debe ir dirigido a garantizarla. El gobierno es del pueblo, nosotros y nosotras debemos ser los facilitadores, garantizando siempre la justicia social, la igualdad y la cohesión, es decir, la calidad democrática, la democracia real que transforma la sociedad. Y para ello seguiremos desarrollando instrumentos que han dado pie a que seamos conocidos por la implicación social y construcción colectiva.

        Otra de las claves, y relacionada con la anterior, seguirá siendo la planificación. Las políticas públicas no pueden ser cuestiones a decidir en base a ocurrencias, buenas o malas, de los servidores públicos. La planificación participada con la ciudadanía debe ser el instrumento que nos marque el camino. De una forma que permita adaptar nuestras decisiones a cualquier cambio, pero firme en cuanto a su horizonte. El diseño de nuestras políticas públicas para Conil siempre ha estado regido por la planificación estratégica y la coordinación entre las distintas herramientas de planificación. Nuestro modelo de ciudad, planificado con la ciudadanía,  ha estado siempre en nuestro horizonte. Con una adaptación continua a necesidades que aparecían, o situaciones que no podían ser previstas.

        La defensa de los servicios públicos seguirá siendo también uno de nuestros ejes permanentes de trabajo. Los servicios públicos en cuestiones básicas para la ciudadanía, relacionadas con sus derechos sociales, económicos y culturales, son la clave para corregir desigualdades y garantizar la justicia social. Sin unos servicios públicos universales, eficaces, participados y de calidad, no es posible garantizar que las políticas públicas cumplan su función de proveer de bienestar social y justicia a la ciudadanía.

        El apoyo a nuestros sectores productivos seguirá estando también en nuestra agenda prioritaria. Solo a través del desarrollo de estos sectores puede un ayuntamiento propiciar las condiciones necesarias para la generación de empleo, que claramente será una de las prioridades. El Ayuntamiento debe ser un agente dinamizador económico, y por supuesto también social. En condiciones de sostenibilidad entendida en su máxima expresión, medioambiental, social y económica. Y aquí recalco mucho la necesidad de pensar a corto, medio y largo plazo, porque nuestros sectores productivos tienen que ser también la garantía de generaciones futuras.

        La protección del medio ambiente ha sido y seguirá siendo una de nuestras insignias. Reforzaremos aun más, si cabe, todos nuestros esfuerzos para que nuestro medio natural siga siendo respetado. Debemos estar unidos para conseguir que las administraciones competentes también se comprometan a protegerlo de posibles acciones que  lo pongan en peligro. Y colaboraremos activamente con otras para conseguir que las consecuencias  de la devastación que hemos emprendido como humanidad con la naturaleza, puedan ser frenadas a tiempo. Permitidme que aquí ponga un ejemplo muy reciente y preocupante: las consecuencias que ya estamos viendo sobre nuestro sector pesquero, afectado por un alga invasora. No podemos hablar de futuro de nuestro planeta si no nos comprometemos en corregir los errores del pasado.

Las puertas de mi despacho han estado abiertas y muy especialmente para todo vecino y vecina que tuviera un problema, estuviera en mis manos o no. O al menos así lo he intentado, porque considero que ese es el mandato preciso que me ha dado el pueblo al permitirme estar a su servicio. Porque ya lo dije hace cuatro años, no hay mayor honor que permitir a un vecino ser alcalde de su pueblo y permitirle ser su servidor. La relación que se me permite tener con cada vecino y vecina es la mayor de las satisfacciones a las que puede acceder alguien que cree firmemente en la política como herramienta para transformar y mejorar la sociedad. A veces genera la confianza de haber realizado un buen trabajo y te reconforta, porque solucionas sus problemas. Otras veces te genera  momentos difíciles y hasta doloroso al no poder dar respuesta, y percibes la decepción, o incluso el sufrimiento. Entiendo que no lo comprenda, y asumo su decepción como propia. Siempre me he visto a mi mismo como una persona cercana y dialogante. Pero si en algún momento no he sabido transmitir esa confianza y disposición, asumo mi responsabilidad sobre esa percepción y me comprometo a poner aun más empeño en entender y ser entendido. La base de nuestra relación con la ciudadanía tiene que ser la confianza. Si yo, como primer edil, no la consigo, entiendo que debo redoblar mis esfuerzos por lograrla. Es mi responsabilidad y va asociado a mis funciones y a mi compromiso.

Seguiré el mandato del poeta cuando dice;

“Yo tengo mi casa abierta

por si alguien quiere entrar

que no me pida permiso

por si alguien quiere entrar

y tengo por casapuerta

la mitad del paraíso”. Conil de la Frontera.

La política es un compromiso con el pueblo, un contrato con su voluntad, que nos coloca en la obligación de reflexionar, de pensar y actuar. Y sabiendo que el pueblo nos ha dado, y a mí al frente, la privilegiada oportunidad de utilizar la política para mejorar sus vidas, es nuestra decisión hacer lo posible para que ese cambio sea a mejor, porque si no, los poetas no del pueblo, sino para el pueblo, como Juan Carlos Aragón, se encargarán de recordarnos que en su nombre también podemos ser condenados a castigos divinos, y …

 (castigo divino): no hallarán mas hogar que el desierto.

(castigo divino): no verán un eclipse de luna.

(castigo divino): no podrán pronunciar sus palabras.

(castigo divino): no serán libres como cualquiera.

(castigo divino): no querrán que los mire la gente.

(castigo divino): y no irán a Conil una noche… de primavera.

 

Muchas Gracias.